El algoritmo de la inspiración: la oportunidad de tomar decisiones singulares desde la neurociencia

Por Engel Fonseca

 

Engel Fonseca
Engel Fonseca

 

La inspiración es una fuerza poderosa que impulsa a las personas a realizar cambios significativos en su vida. No es algo que surge de la nada; la inspiración generalmente proviene de una persona que observa el logro de otra, provocando una chispa interna. ( Considero que algunos podemos inspirarnos por nosotros mismos, pero nos limitan nuestro sesgo a ser nosotros mismos). Pero esta chispa tiene una vida corta. Si no se traduce en una acción, si no se transforma en una decisión singular, inevitablemente se desvanece. Esta relación entre inspiración y acción es más profunda de lo que parece, y en gran parte, está respaldada por la neurociencia.

 

La inspiración también tiene una base química y neurológica. A través de nuestras neuronas espejo, que permiten que nuestros cerebros se activen al observar a otros realizar acciones, podemos visualizar nuestros propios logros al ver a un ejemplar de nuestra misma especie alcanzarlos. Este fenómeno neurocientífico activa redes neuronales que nos llevan a “creer que podemos lograrlo también”. De esta manera, la inspiración es mucho más que un sentimiento pasajero; es una reacción cerebral que nos empuja a la acción.

 

Inspiración vs. motivación: diferencias cruciales

Aunque la inspiración y la motivación pueden parecer similares, sus mecanismos son fundamentalmente diferentes. La motivación surge cuando te encuentras con una idea, la aceptas y trabajas para hacerla realidad. Es un proceso que se basa en la voluntad, donde tú tomas el control, y es esencialmente impulsado por el esfuerzo consciente y racional.

 

La inspiración, en cambio, es un fenómeno más emocional y profundo. Cuando un ideal te inspira, no eres tú quien lo elige; es el ideal el que te elige a ti. La inspiración no te pide que empujes hacia tu meta, sino que te impulsa hacia ella, casi de manera inevitable. Este proceso involucra una conexión más íntima con tu subconsciente, donde las emociones y las ideas se entrelazan, llevándote a seguir un camino que tal vez no habías planeado conscientemente. La inspiración está más alineada con el descubrimiento de un propósito superior, mientras que la motivación está vinculada con el esfuerzo para lograr metas específicas.

 

La neurociencia de la inspiración: neuronas espejo y redes neuronales

La ciencia ha mostrado que la inspiración tiene una base biológica. El concepto de neuronas espejo, descubierto por investigadores italianos en la década de 1990, explica en parte cómo la inspiración ocurre a nivel cerebral. Estas neuronas se activan no solo cuando realizamos una acción, sino también cuando vemos a otra persona realizarla. Es por eso que observar a alguien superar obstáculos, realizar algo extraordinario o llevar una idea a la realidad desencadena una reacción en nuestras propias mentes.

 

Cuando vemos a otros lograr algo, nuestro cerebro comienza a procesar ese éxito como una posibilidad para nosotros mismos. Este mecanismo activa las redes neuronales relacionadas con la autoeficacia, lo que nos lleva a creer que podemos lograr algo similar. La neurociencia respalda la idea de que la inspiración no es solo un fenómeno emocional, sino también un proceso neurológico que involucra circuitos específicos de nuestro cerebro.

 

Un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology reveló que la inspiración, al ser disparada por un estímulo externo (como ver a otra persona sobresalir), tiene el poder de aumentar la confianza de una persona en su propia capacidad. En otras palabras, la inspiración provoca una reacción en cadena de autoconfianza y acción que, si se actúa rápidamente, puede llevar a la toma de decisiones importantes y transformadoras.

 

La singularidad aplicada a las decisiones

El concepto de singularidad es crucial para comprender cómo la inspiración puede cambiar nuestras vidas. La singularidad se refiere a algo que es único, que no ha existido antes ni volverá a existir en la misma forma. Aunque los humanos compartimos similitudes biológicas, cognitivas y emocionales, nunca somos exactamente iguales. Factores como nuestro ADN, experiencias personales, cableado neuronal y las decisiones u omisiones que hacemos a lo largo de nuestras vidas nos convierten en seres únicos.

Cuando aplicamos el concepto de singularidad a las decisiones, nos damos cuenta de que algunas elecciones tienen un impacto irreversible. Estas son las “decisiones singulares”, aquellas en las que no hay vuelta atrás. Una vez tomadas, estas decisiones crean un cambio definitivo en nuestra vida, un punto de inflexión que nos transforma. Al ser irreversibles, estas decisiones actúan como candados evolutivos, sellando un nuevo camino en nuestro desarrollo personal y profesional.

 

La neurociencia también apoya esta idea. Las investigaciones sugieren que la toma de decisiones importantes y definitivas involucra la activación de áreas clave del cerebro, como la corteza prefrontal, que está relacionada con la planificación y el juicio a largo plazo. Una vez que se toma una decisión singular, nuestro cerebro se reorganiza para adaptarse a esta nueva realidad, dejando menos espacio para la duda o la marcha atrás.

 

Decisiones singulares: un candado evolutivo

¿Qué es exactamente una decisión singular? Es simple: es una decisión que, una vez tomada, cambia tu vida de manera irreversible. No hay retorno.

 

Decisión Singular: es una decisión irreversible que te configura a evolucionar.

Estos tipos de decisiones generan un efecto transformador, creando una nueva realidad. Es por eso que las decisiones en las que existe “vuelta atrás” pueden ser vistas como una forma de indiferencia mental hacia nuestro propio potencial transformador.

 

Cuando evitamos tomar decisiones definitivas, optamos por la comodidad de lo conocido y mantenemos nuestra realidad en una especie de estasis, evitando la transformación. Sin embargo, al tomar una decisión singular, creamos una nueva línea temporal en nuestra existencia, en la que el cambio es inevitable. Estas decisiones nos desafían a evolucionar y a adaptarnos a nuevas circunstancias, impulsándonos hacia una nueva fase de nuestra vida.

 

La inspiración, aunque poderosa, tiene caducidad si no se convierte en una decisión singular. A nivel neurocientífico, este proceso se activa a través de nuestras neuronas espejo y otras redes neuronales que nos impulsan a actuar cuando vemos a otros lograr lo que creemos posible para nosotros mismos. Las decisiones singulares son esos momentos clave en los que no hay marcha atrás, pero que abren la puerta a una evolución personal definitiva.

 

La neurociencia nos enseña que, si queremos aprovechar la inspiración en su máxima expresión, debemos estar dispuestos a tomar estas decisiones irreversibles y transformadoras, permitiendo que nuestro potencial se manifieste en acciones que marquen un antes y un después en nuestras vidas.

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