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Comunicación en la era de la disrupción tecnológica

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Comunicación en la era de la disrupción tecnológica:

Por Edgar Rodríguez Olguín, director de Diálogo Corporativo y expresidente de la Asociación Mexicana de Comunicadores.


La inteligencia artificial, la automatización, el big data y la sostenibilidad son tendencias que han dejado de ser emergentes, para incorporarse al main stream. La revolución tecnológica acelera modelos de negocio, transforma el trabajo y redefine industrias. Este proceso de adaptación operativa es al fin y al cabo un cambio en la cultura organizacional.

En este contexto, la Comunicación Corporativa es un actor clave en la gestión del cambio, la construcción de confianza y la conexión humana en entornos digitales.

El sentido de la tecnología

La mayoría de las organizaciones está adoptando soluciones y aplicaciones de inteligencia artificial generativa o la automatización de procesos, eso es un hecho. Sin embargo, y eso explica en gran parte la lentitud de su expansión, en pocos casos se está contemplando el proceso en su total complejidad.

Para empezar, el valor de estas herramientas no se transmite por sí solo: requiere ser explicado, contextualizado y francamente narrado. Es preciso traducir la complejidad tecnológica, transformara la adopción de una aplicación de inteligencia en una historia relevante para los empleados. Si la historia es suficientemente poderosa, también podría llevarse a los clientes y la opinión pública.

Por ejemplo, implementar algoritmos de IA en un banco no es solo un proyecto de TI; es una decisión que implica ética, seguridad, privacidad y experiencia del cliente. Comunicar esa implementación va más allá de un comunicado: requiere generar sentido, anticipar inquietudes y mostrar cómo la tecnología mejora la vida de las personas, no solo la eficiencia de la empresa.

En un mundo donde la información fluye en tiempo real y los escándalos corporativos se viralizan en minutos, la confianza se convierte en uno de los activos más valioso de la empresa. Esa confianza se construye con transparencia, coherencia y responsabilidad.

Las tecnologías emergentes traen consigo nuevas dudas: ¿Cómo se usa mi información? ¿Quién toma las decisiones automatizadas? ¿Hay sesgos en los algoritmos? ¿Cómo afecta esto a los empleos? La Comunicación Corporativa debe liderar una narrativa que combine transparencia proactiva con la escucha activa. No basta con responder ante una crisis; hoy se requiere anticiparse a las preguntas.

Las empresas que saben comunicar cómo gestionan sus datos o cómo desarrollan IA de forma ética fortalecen su reputación y ganan legitimidad. La comunicación no solo informa, sino que construye un acuerdo social.

Transformación organizacional

La transformación digital no es solo una inversión en tecnología, sino una evolución cultural. Y en esa evolución, la Comunicación Interna se convierte en el motor del cambio. Los equipos necesitan entender no solo el “qué” de la transformación, sino también el “por qué” y el “para qué”.

Una estrategia efectiva de comunicación interna no se limita a boletines o videos motivacionales. Implica:

  • Articular una visión clara del futuro digital.
  • Fomentar el aprendizaje continuo y la cultura ágil.
  • Escuchar activamente las preocupaciones y resistencias.
  • Celebrar los avances y humanizar los desafíos.

En contextos donde la inteligencia artificial automatiza tareas o redefine roles, la comunicación debe cuidar la dimensión emocional del cambio, y convertirse en un espacio seguro para el diálogo, la empatía y el aprendizaje colectivo.

Pero la Comunicación Corporativa también la capacidad de potenciarse con tecnología. Las herramientas de inteligencia artificial permiten, entre otras muchas cosas:

  • Analizar el sentimiento social en tiempo real.
  • Medir el impacto de campañas de publicidad o comunicación con datos precisos.
  • Automatizar tareas operativas y enfocar al equipo en el contenido estratégico.
  • Personalizar mensajes según audiencias específicas.

Pero lo más importante es que, con datos, la comunicación incrementa su papel estratégico en la alta dirección. Puede aportar insights sobre percepción de marca, el clima organizacional o los riesgos reputacionales que impactan directamente en la estrategia del negocio.

Frente a las tendencias emergentes en tecnología y negocios, el comunicador corporativo del siglo XXI es un gestor de la narrativa del cambio, actúa como puente entre la innovación y la sociedad, y construye confianza en entornos donde la incertidumbre es la constante.

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