Cómo nos estimula la música
Cómo nos estimula la música
Dr. Arturo Ron Grajales, coordinador del posgrado en Neuropsicología en CETYS Universidad Campus Ensenada, doctor en Ciencias del Comportamiento.
Existen muchas historias sobre cómo la música influye en el cerebro y en la creatividad. Algunos de los genios más reconocidos aseguran que ha sido clave para su éxito. Elon Musk, por ejemplo, ha comentado que escucha música mientras desarrolla ideas. De forma similar, Steve Jobs, apasionado de Bob Dylan, The Beatles y la música clásica, repetía los mismos álbumes para entrar en un estado casi meditativo e inspirarse.
Estos ejemplos, más que simples anécdotas, revelan una realidad fascinante: la música y la creatividad están profundamente conectadas, pero su relación no es tan simple como muchos imaginan. Aunque suele pensarse que la música siempre impulsa la creatividad, esta relación es mucho más compleja, llena de matices y particularidades que merecen explorarse con atención.
Pensar de forma creativa es más que una herramienta para crear arte: es una habilidad indispensable para mover al mundo. Nos permite enfrentar retos, idear productos originales y generar avances científicos que impulsan a la sociedad.
La música en nuestro cerebro
Desde que se popularizó el llamado “efecto Mozart” —la idea de que escuchar a Mozart puede favorecer nuestras habilidades intelectuales—, el vínculo entre la música, las habilidades cognitivas y el funcionamiento del cerebro ha despertado gran interés en las ciencias del comportamiento, incluida la neurociencia.
Hasta ahora, la evidencia científica al respecto no es unánime. Mientras algunos estudios sugieren que la música puede estimular la creatividad, otros no encuentran efectos claros e incluso reportan impactos negativos en ciertas circunstancias. Estas diferencias en los resultados no necesariamente se contradicen, sino que reflejan la complejidad del fenómeno. Más que ofrecer conclusiones tajantes, las investigaciones apuntan a que los efectos de la música dependen de múltiples factores, como el tipo de tarea, el estilo musical, el volumen e incluso las características individuales de quien escucha.
Por ejemplo, el ejercicio creativo mejora al escuchar música agradable, especialmente instrumental. Más que la música en sí, este efecto se atribuye a su capacidad para inducir estados emocionales.
Dependiendo de sus características, la música puede provocar distintas respuestas afectivas e influir en la actividad de regiones cerebrales vinculadas con la emoción, como la amígdala, que permite detectar estímulos con carga emocional; el hipocampo, relacionado con la memoria y la evocación de recuerdos; el núcleo accumbens, que forma parte del sistema de recompensa y participa en la liberación de dopamina –motivando conductas dirigidas a buscar experiencias placenteras–; así como en distintas áreas del lóbulo frontal, involucradas en la regulación emocional y en el pensamiento flexible.
En este sentido, las emociones —particularmente las positivas— pueden actuar como un catalizador de la creatividad, favoreciendo una mayor apertura mental y una actitud más exploratoria al enfrentar los problemas.
En otras ocasiones, la música representa un obstáculo para la creatividad. Canciones con letra o en volúmenes elevados pueden entorpecer este proceso. Esto se debe a que nuestra capacidad de atención es limitada y estos estímulos suelen distraernos o consumir recursos mentales esenciales para generar ideas originales y concentrarnos en tareas demandantes.
También es importante considerar el tipo de tarea que estamos realizando, pues esto puede influir en cómo la música afecta nuestra creatividad. En general, las actividades que involucran procesamiento visual, espacial o movimiento, tienden a beneficiarse de tener música de fondo. Sin embargo, en tareas que exigen concentración prolongada o manejo de información verbal, la música con letra o compleja puede ser una distracción.
Qué sucede con los músicos
La formación musical añade otra capa a esta historia. Tocar un instrumento o haber estudiado música favorece el desarrollo de habilidades cognitivas como la atención, la memoria y la capacidad de manejar información de forma flexible. Estas destrezas no solo resultan clave para resolver problemas y adaptarnos a distintas situaciones, sino que también pueden potenciar nuestro pensamiento creativo.
A la fecha, múltiples estudios sugieren que la experiencia musical está relacionada con un mayor desarrollo de la creatividad. Sin embargo, estos beneficios no parecen ser exclusivos de la música, ya que otras disciplinas artísticas podrían generar efectos similares. Además, surge la pregunta de si estas habilidades se transfieren más allá del ámbito musical. Algunos estudios apuntan que sí, mientras que otros destacan que el entrenamiento musical fortalece sobre todo habilidades creativas vinculadas al procesamiento auditivo.
Si bien aún persisten interrogantes, resulta evidente que la música trasciende el ámbito del entretenimiento. Al activar regiones cerebrales vinculadas con emoción, memoria, placer y flexibilidad mental, crea un entorno propicio para generar ideas y resolver problemas de forma innovadora. Además, invita a mirar desde otras perspectivas y conectar con las emociones, ingredientes clave para la creatividad. Cada persona vive la música a su modo, pero incorporarla en la rutina puede abrir la imaginación y potenciar la creatividad.




