Tec de Monterrey: Licenciatura en Humanidades Digitales e Inteligencia Artificial
El Tec de Monterrey anuncia su nueva Licenciatura en Humanidades Digitales e Inteligencia Artificial: datos con sentido, tecnología con ética
En un encuentro con académicos y líderes de industria, el Tecnológico de Monterrey anunció la creación de una nueva licenciatura que cruza pensamiento crítico, código y narrativas de datos. Licenciatura que busca formar profesionales capaces de dominar el lenguaje digital y comprender su impacto social, cultural y ético en la era de la Inteligencia Artificial.
Durante la presentación se dejó claro que “el futuro no se explica solo con modelos; se cuenta, se diseña y se gobierna con ética.”
La escena: del dato suelto a la “huella digital colectiva”
Mónica Lloret, directora asociada del Departamento de Estudios Humanísticos, y Sergio Bárcena, profesor-investigador de la Escuela de Humanidades y Educación y fundador de Buro Parlamentario, mostraron cómo convertir respuestas capturadas en un QR en una narrativa viva de datos. No fue exhibición técnica; fue pedagogía sobre cómo plataformas y algoritmos interpretan -y a veces distorsionan- nuestra identidad digital.
Bárcena puso el dedo en la llaga: las falsedades navegan más rápido que los hechos y nuestra atención hoy dura segundos. Su tesis: el dato no sobrevive sin relato. Por eso, haciendo referencia a modelos estadísticos que se utilizan para diversos propósitos, presentaron una “mini-ENDUTIH”: un panel sintético con mil “agentes digitales” que representa patrones de conexión por género, edad y generación. Cada esfera en pantalla era una persona “tipo” respaldada por ponderadores estadísticos; una forma clara de hacer visible la diversidad digital del país y sus brechas.
Lloret remató con la pregunta incómoda ¿para qué usamos la tecnología? Habló de diseño de interfaces, trazabilidad de procesos y ética del dato como requisitos, no adornos.
Apertura institucional: humanidades que programan el mañana
Fernando Gutiérrez sintetizó el espíritu del anuncio: la nueva licenciatura une el lenguaje de los datos con el de la cultura. En un mundo mediado por algoritmos, no hay IA sin inteligencia ética. El programa busca formar traductores entre la máquina y el sentido, capaces de pensar en código y en consecuencias.
Esta carrera, iniciará en agosto de 2026, y será capaz de integrar el pensamiento humanista con las habilidades tecnológicas, para abordar los grandes retos sociales mediante soluciones digitales con propósito y sentido ético. Asimismo se mencionó que en esta ruta de desarrollo más innovación, el ámbito laboral demandará perfiles mucho más amplios que los puramente técnicos.
Uno de los conceptos que aborda la academia es la “Doble Alfabetización”, que alude a la capacidad de dominar el lenguaje digital y, simultáneamente, comprender su impacto social, ético y cultural. La formación que propone el Tec de Monterrey no solo enseña a utilizar herramientas tecnológicas, sino que prepara a las y los egresados para interpretar el entorno digital con pensamiento crítico, ética de datos, análisis cultural y sensibilidad social que contribuya a reducir brechas sociales y culturales, frente a los desafíos que plantean la inteligencia artificial, la automatización y el big data
Lo que viene con la Licenciatura son: auditores de algoritmos, curadores de datos culturales, UX accesible, educación digital, consultoría de ética de IA, política pública y con impacto para las organizaciones: Equipos que documentan y explican decisiones algorítmicas, productos con medidas de sesgo y métricas de impacto social/ambiental y narrativas de datos que convencen a clientes, reguladores y sociedad.
la presentación del Tec fue un recordatorio útil para cualquiera que dirige marca, producto o política: la IA no reemplaza el criterio; lo exige. El dato conmueve cuando cuenta algo verdadero, verificable y pertinente. Ahí está la ventaja competitiva.
La Mtra. Lina Elizabeth Rodríguez, CEO de Digital Venture y vicepresidenta de Educación y Cultura en la Asociación de Internet, puso el termómetro en la demanda de talento. Los reclutadores, señaló, valoran cada vez más competencias transversales -comunicación, trabajo en equipo, lectura ética de datos- por encima de la lista de herramientas de moda.
Su lectura sirve a cualquier comité directivo: el plan de talento no puede basarse en “quién sabe manejar X herramienta”, porque mañana se llama de otra forma. Lo sostenible es formar en fundamentos portables y en criterio para aplicarlos.
Paula Ricarte, investigadora del Tec y asociada del Berkman Klein Center de Harvard, desmitificó la IA con precisión: un sistema técnico (datos, modelo, despliegue) que siempre introduce error. La pregunta no es si fallará, sino dónde, cómo y a quién afecta.
Ejemplos cercanos y concretos: sesgos de género en traducciones y contenidos generativos; riesgos cuando gobiernos implementan sistemas predictivos sin contrapesos; impactos ambientales del boom de cómputo (agua, energía, residuos electrónicos). Su respuesta no fue pesimista, sino propositiva: herramientas abiertas para detectar sesgos, métodos de anonimización para sentencias judiciales, y proyectos que llevan IA a problemas reales —como la gobernanza del agua— con participación comunitaria y perspectiva feminista.
El subtexto para empresas y medios: compliance ya no alcanza con un checklist. Se requiere gobernanza en el ciclo de vida del dato (recolección, entrenamiento, evaluación y despliegue), con explicación y reparación posibles.
El Dr. Bernardo Ignacio Gutiérrez Cortés, director de la División de Humanidades y Educación del Campus Estado de México, trenzó los hilos: si la tecnología estructura la realidad, debemos intervenirla con trazabilidad, explicabilidad y transparencia. No se trata de “alcanzar” a la IA; se trata de orientarla.
Y la conversación escaló al terreno normativo. Entre referencias a foros y comisiones, surgió una ironía contemporánea: regulaciones de IA redactadas con IA. Justo por eso la licenciatura insiste en formar perfiles capaces de auditar, documentar y rendir cuentas, más allá de la volatilidad del mercado de herramientas.
El Dr. Martín del Campo, profesor-investigador del Grupo de Innovación Educativa en Humanidades Digitales, abrió el plan de estudios como quien enseña el motor de un auto: piezas, flujos, garantías.
- Primeros semestres: bases humanísticas sólidas y cultura de datos. Crear, leer, analizar y comunicar con rigor.
- Intermedios: cultura algorítmica, arte+código, diseño de experiencias interactivas, evaluación de sesgo y de desempeño.
- Fundamentos duros: matemáticas y estadística detrás de la IA (funciones de costo, optimización, validación), para entender qué decide el modelo y por qué.
- Trayectos de especialización: de videojuegos a literatura electrónica y data storytelling, con proyectos que conectan aula, industria y comunidad.
- Cierre ético: dependencias tecnológicas, infraestructura crítica, impactos ambientales y sociales de la nube y de los data centers.
La decisión de diseño más comentada: no atar el programa a herramientas específicas. Se enseñan principios, evaluaciones, criterios y procesos replicables. El resultado: graduados que aprenden rápido hoy, mañana y pasado mañana.
Alrededor del fuego, la humanidad aprendió a contar para sobrevivir. Hoy, rodeada de nubes y modelos, debe explicar para decidir. El Tec de Monterrey propone una regla simple para un mundo complejo: que los datos cuenten con responsabilidad -y que los algoritmos rindan cuentas.
